Razón de residencia
Para escribir Mediterráneo hay que tener en la memoria
al Usumacinta
los colores de un pez bellísimo y el aire
por el que volaron veloces gorriones áureos
emigrantes de un país proscrito de su propio nombre.
Vigilar
la identidad
el flanco
de lo que produce sombra sin dios y estremecimiento
nada más veamos su órbita
semejante al encantamiento de la prística y lúdrica
mujer hecha a nuestro tacto única estridencia 
Porque si no hay nadie dentro no hay átomo
ni pie con serpiente 
ni agua o vergüenza
habrá detrás de las palabras palabras y alguna que otra idea
sin ninguna quebrazón de huesos ni grano para los gallos
Salir de uno
como del tedio pujado
a ver que se detienen en punta de nariz aire y desacuerdos
En verano o qué importa
la calor
los diecisiete minutos transcurridos de la cita trunca
si al ver la foto se nota que hubo
trucos
mañas
puntapiés
y no Vallejo y Gonzalo o llanuras sobre las que el halcón volara
Murmurados horizontes
reposo de lo que digas sabiendo la mentira exhibir de otra manera
sin el miedo que constriñe desdiciendo tus deseos
en el fino chorrear la vida el mundo en verso
Para escribir Usumacinta habrá que tener el Mediterráneo
mediando entre los dedos.
 
 
 
 


 
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