Luna llena
      I
Aprendí de los griegos  
que los ríos son dioses  
que abandonan a veces sus palacios  
y se echan a andar por los caminos.  

Si esto es así,  
el Guayalejo debe ser un dios fuerte,  
bello y fogoso  
para que la misma Diosa Luna  
baje todas las noches  
a su lecho. 

      II
No hay agua esta noche:  
es la luz de la luna  
la que llena este cauce. 
      III
Cruzamos el río bajo la luna llena.  
Tocamos las piedras bajo el agua  
con nuestros pies desnudos.  
Teníamos que cruzarlo como se cruza un sueño  
que después se hará sangre en nuestro cuerpo.  
Caminamos despacio para beberlo todo.  

Ya estamos en la orilla.  
Desde esta parte el río, a la luz de la luna,  
es un collar de oro  
que nadie arrancará de nuestro pecho. 

  
  
(En memoria del reino
 


 
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