No sé bailar


     Unos toman éter, otros cocaína.
Yo ya tomé tristeza, hoy tomo alegría.
Tengo todos los motivos salvo uno para estar triste.
Mas el cálculo de las probabilidades es una farsa...
¡Abajo Amiel!
Y nunca leeré el diario de María Bashkirtseff.

Sí, ya perdí padre, madre, hermanos.
Perdí la salud también.
Es por eso que siento como nadie el ritmo del jazz-band.

Unos toman éter, otros cocaína. ¡Yo tomo alegría!
He ahí por qué vine a este baile de último día de carnaval.

Excelente mezcla de sabores...
                                                      Esta fue azafata...

– No, fue camarera.
Y está bailando con el ex-presidente municipal.
¡Tan del Brasil!

De hecho, este salón de sangres mezcladas parece el
     Brasil...

Hasta hay la incipiente porción amarilla
En la figura de un japonés. 
El japonés también baila maxixe: 
¡Acugêlê banzai!
La hija del industrial de Campos
Mira con repugnancia
A la criolla inmoral.
Sin embargo, lo que constituye la indecencia para la otra
Es chispa en los ojos maravillosos de la muchacha.
Y aquel caer de hombros...
Pero ella no sabe...
¡Tan del Brasil!

Nadie se acuerda de la política...
Ni de los ocho mil kilómetros de costa...
¿El algodón del Seridó es el mejor del mundo?... ¿Acaso
     me importa?
No hay malaria ni ataques de Chagas ni parásitos.
La sirena suena y batuca el maraca del jazz-band.
¡Yo tomo alegría!

Petrópolis, 1925
 

De Libertinagem (1930)
 
Manuel Bandeira
Trad. José Javier Villarreal


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