Es tanta voz...

 


Es tanta voz que abro las puertas de par en par,
humeando el paso de las palabras en mi mano.

Los árboles se alzan y la noche parece amar, en tu pecho,
las gárgolas de mi canto.

Pareces perdida en lo alto de tu encierro,
en los llantos que forjamos con tu nombre.

Y no hablas. Y tus flores crecen por dondequiera.
Y te alabo, besando la soledad de mi enjambre.

Aquí en la tierra,
los que amamos tu lucha te deseamos.

Oye este manchado paisaje,
esta ruina cruel,
que me he enterrado por llevar tu nombre en mi cuerpo.



 


Horizonte de Poesía Índice