Díptico de tu muerte
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El hijo yace junto a ti, mas no te atreves a tocarlo.
Es grande, piensas, el peso muerto de su cuerpo,
y pides, pues dices no saber hacerlo, que te suplan.
Prefieres ignorar si fue doble fractura
o contusión del lóbulo frontal izquierdo;
prefieres ignorar si el calcetín
realmente corresponde al pie derecho,
si el pantalón o los zapatos blancos
o la camisa que tanto te gustaban. |
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Reconozco otro día
en la costumbre de peinarme,
de abrir ventanas,
de andar sumisa a la cocina;
lo toco en esta indiferencia
de las cosas ajenas a su sitio;
lo veo en el tamaño de la casa:
habrá que reparar su geometría,
restar medidas a la superficie
hasta sacar de muros y rincones
el polvo denso de tu voz. |
(Singladuras)
Casa en el horizonte
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